Ansiedad

Cómo saber si tengo ansiedad y cómo superarla

Se ha convertido en tan común el uso del término ansiedad que casi se diría que nos ha acompañado a lo largo de la historia.

¡Eureka! Por fin se sabe que la respuesta de nuestro organismo ante sucesos que instan al peligro, se llama ansiedad y siempre ha estado ahí.

Es curioso que un fenómeno que favorece la supervivencia se convierta, en algunos casos, en un enemigo. Cuando realmente no es posible tener una mejor compañía en esta vorágine de acontecimientos inesperados e incontrolables que llamamos vida.

Cuando escuchamos hablar de ansiedad, hay tal mezcla de significados que es posible que confundas qué ocurre realmente en tu organismo. Es posible que hayas interiorizado descripciones de otras personas y las hayas hecho tuyas, sin ser consciente de lo que realmente significa para ti.

Por ejemplo, experimentas sensaciones físicas similares ante el enfado y el hambre. Y puede que te haya ocurrido sentirte molesto y no saber el porqué, y que detrás de eso solo hubiera gana de comer tu plato favorito, y nada más.

Los síntomas de la ansiedad

En muchas ocasiones ocurre que no has aprendido a identificar las señales de tu organismo. Y si ocurre esto puede que te asustes. Este fue el caso de María. Me llamó y me dijo: Tengo ansiedad. Quizá has experimentado algunos de los siguientes síntomas:

  • Sensación de nerviosismo, agitación o tensión.
  • Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe.
  • Aumento del ritmo cardíaco.
  • Respiración acelerada (hiperventilación)
  • Sudoración.
  • Temblores.
  • Sensación de debilidad o cansancio.

Y ella me dijo que todos. A este conjunto de señales que nuestro organismo activa antes situaciones que interpreta como peligrosas, le llamamos ansiedad. Y a la interpretación que hacemos de esas señales y sus consecuencias de miedo, lo llamamos ataque de ansiedad o ataque de pánico.

Puede que no sepas llamar a las cosas por su nombre y eso te confunda a la hora de describir qué sientes. En el caso que nos ocupa, a María le ocurría esto. Poco a poco le dio forma a un pensamiento tan válido para ella como monstruoso.

Cómo saber si tengo ansiedad

En su cabeza escuchaba “Cómo saber si tengo ansiedad, cómo superar la ansiedad, qué hacer en un ataque de ansiedad. Voy a caer muerta”; “no sé por qué el corazón se me sale del pecho, me va a dar un infarto y voy a morir”.

Traducido significa: no saber qué me pasa es lo mismo que voy a morir de forma inminente.

Tal era la veracidad que le concedió que el miedo ocupó su día a día hasta conseguir impedirle hacer cosas que hasta entonces le habían ido de maravilla.

Por ejemplo, hacer la compra para cocinar, que había sido una de sus aficiones favoritas, se había convertido en una odisea.

Para explicar el caso, nos centramos en la relación Psicofísica de su organismo. Contamos con dos elementos fundamentales:

  1. Psico: no tolera la incertidumbre.
  2. Físico: respuesta ansiógena asociada.

Pongamos un ejemplo análogo de evitación en relación a una chica que tomaba chocolate porque no conocía su última nota de examen; y para evitar la ansiedad que le producía la incertidumbre del no saber, comía chocolate.

Consigue su objetivo: mitigar la ansiedad, evitando hacer frente a la pregunta, ¿habré aprobado o no? No digo que sea coherente, digo que, para ella, es útil. O al menos, eso cree.

Para superar este episodio, y con eso vencer sus problemas de angustia, María tenía que familiarizarse con los síntomas comunes de la ansiedad, para entender que no son peligrosos, que son como los invitados a casa, que no esperas para la cena y te ponen en un aprieto.

¿Qué sería más útil, plantear una cena con todo lo que tengas o quejarte de la inesperada visita? Correcto, vamos a educar a la mente. A mí me gusta explicar que nuestra mente hace carreras de fondo con destino. Y cuando sabe dónde está la meta, hacia donde va, avanza.

Puede que se canse, puede que tome agua para continuar, puede que pida ayuda si se pierde, pero sabe dónde va. Ahora bien, ¿qué ocurre cuándo no tiene las ideas claras, cuando ha perdido el rumbo?

Aparece la incertidumbre del no saber. Y a la mente eso de no tener foco, no le gusta. Le inquieta, le alarma. Y actúa conforme sabe: lanzando señalas de auxilio que las personas hemos aprendido a llamar ansiedad. Automáticamente, la atención se cierne sobre este mensaje tan inesperado como desconocido, y nuestra mente al no saber qué significa activa su mecanismo de defensa emocional: el miedo.

Cómo saber si tengo ansiedad, cómo superar la ansiedad, qué hacer en un ataque de ansiedad. Y el miedo te hace olvidar que la solución es leer el mensaje.

¿Qué me quiero decir realmente? ¿Qué quiero cambiar en mi vida? ¿Con qué no estoy conforme? ¿Qué me hace estar alerta? Son algunas de las preguntas que hay que contestar para resolver la incertidumbre que ha despertado tu ansiedad.

Me gusta explicar a mis pacientes la misma analogía que le expliqué a María: esto es similar a conducir por una carretera principal hacia un destino. Tienes todo preparado y el coche, tu herramienta, a punto. Todo va bien hasta que de repente se enciende una luz y notas movimientos raros, de pronto te asustas y pierdes el norte. Así que decides salir por la primera vía de servicio que encuentras y empiezas a conducir sin un rumbo claro, pero al menos es más segura que la carretera principal por la que ya no sabes dónde vas; así que te conformas y piensas en atender el movimiento y otros ruidos raros que hace el coche ¡a ver si los controlas!

El miedo activó a María y ella, usó su instinto de supervivencia innato al ser humano de lucha o huida. Cogió la vía de servicio ¡Atendió a la ansiedad! Cuando lo que realmente necesitaba era leer el mensaje que su mente había escrito: no me gusta este trabajo, déjalo; la pareja hace aguas, soluciónalo. Y atender esto de hacer cambios existenciales, asusta. Era más sencillo pensar: tengo ansiedad. Tiene claro que los pensamientos generan esas sensaciones que ahora hemos llamado ansiedad.

Pasada esta primera fase de PsicoEducación, llegaría la fase de desafío en la que hacer pequeñas aproximaciones para conseguir su objetivo: lograr liberarse del miedo a la ansiedad. Para esto organizó una mañana de compras en la que, por supuesto, incluyó todos los ingredientes con los que cocinar su mejor planto.

¡Estaba dispuesta a disfrutar la comida! No podían faltar toda la serie de instrucciones que se había preparado como compañeras de viaje para no perder el foco de su visita al súper: hacer la compra. La atención no estaría centrada en si respira o su corazón late porque ha aprendido que eso es lo que tiene que ocurrir. Gracias a eso vive y no tiene por qué tener miedo, así que en esta ocasión, no cogerá esta vía de servicio. Ha estado de compras para preparar su cena favorita: Risotto.

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